viernes, 6 de febrero de 2009

En el silencio no se acuna la razón

En el silencio no se acuna la razón,
calla mi herida abierta, recela,
supura en mis ojos la voz que omite mi verdad,
y perdemos… nos perdemos
en las oquedades del silencio.
Lloran tus ojos,
la guerra en los míos por omitir palabra.
Para no sufrir,
me suicido en el silencio,
omitiendo cualquier juicio.

Autor: Rafael Luna Gómez.

4 comentarios:

Javier López Clemente dijo...

A veces, cuando me esondía, me escondo en el silencio, valeroso y con pundonor, nada ocurre, sólo los pensamientos que gritan, los puñeteros, hasta hacerme enloquecer, por eso hablo, quizás demasiado, quizás a tontas y a locas, pero prefiero lo prefiero al suicidio mudo.

Salu2 Córneos.

Sara Fedrika dijo...

¡Qué bonito!

Para no sufrir me suicido en el silencio... Me encanta como arañas el dolor. Yo también sé de silencios.

Un saludo.

goli dijo...

!Que bello poema!
Muchas somos las personas que nos suicidamos cada dia en el silencio.
Enhorabuena por tus progresos.
Un abrazo.
GOLi

Rafael Luna Gómez dijo...

Javier, esos espasmos dicen más de lo que tu hablas, y no es por tu conocimiento de esta herramienta con la que hablamos, habla, habla y ¡he! he ¡ah, ah! No estas solo, con soledad ¿quizá? ¡he, he! cuando hablas ya, ya, das, zas, zas, orejas de ciego, visión en on, ¿on? O Don, ese, Si, ese que dijo que tienes, ese sé, tiene que ser, ser tuyo, tuyo es, aún que, qué, qué no te dé, bueno, dar no te da, ¿da? bueno a los demás, mas a nosotros más, manque pese, todo, todo se lleva mejor al hablar y zas. Pa qué te voy a contar, si sabes, ver a los demás.

Sara cuenta, anda cuenta, hablando ¡claro! Porque de cuentas todas nos salen mal, pa qué vamos a echar cuentas, eso si dime, dime soledad.

Goli, ¡oh! Gaviota, cuanta mar, y este barco y sus puertos, cuanto, cuanto me das y que poco te lo agradezco. Me hice marinero y tú siempre sabrás de mis sueños.