martes, 2 de septiembre de 2008

VII FESTIVAL INTERNACIONAL DE POESÍA MONCAYO I


No me apetece hablar de la participación de los otros poetas, (muy buenos por cierto) no es por nada Manuel Forega lo hace mejor que yo y no me apetece.
Me apetece hablar de Luigi, el a sufrido mucho y esta sufriendo por el empeño de homenajear a su querido Bécquer. Luigi… quiere y se hace querer, tiene su amalgama, claro, pero los poetas somos eternamente complicados, y el además, es artista, “bueno” en realidad el artista más completo que conozco, aunque también es verdad que no conozco muchos artistas. El día que subimos la estatua en su pulpito le sentí solo, me sentí desgraciado. El es un amigo que siempre esta, y yo sentí, no estar a la altura de las circunstancias. Empecé a dar la noticia de su intención de hacer la estatua y ya me di cuenta que la colaboración económica no cambiaba, que estaría solo, cosa que el sabía, pero siguió adelante con el proyecto, y ya tenemos su obra en Trasmoz.
Podía contaros varias conversaciones que hemos tenido, pero la más importante es la que da en realidad más fuerza a su obra, que es: la gente que llega a Trasmoz y ve ha Gustavo, el acercamiento de este grandísimo poeta, las interrogaciones que antes no habitaban ese lugar, le comente que a hora tendré que aprenderme de memoria los poemas, que más me gustan de el y nos reímos.
Como ya he dicho llegue tarde a la inauguración publica de la estatua, pero en realidad ya la habíamos inaugurado. El me dijo que teníamos que hacer algún poema sobre eso, sobre ese día, sobre lo que estábamos viviendo, le dije que últimamente estoy pasando una etapa muy mala, y claro sale de mi interior el mal genio, pero bueno espero que nuestro Moncayo de unas líneas lo suficientemente buenas que inmortalicen ese día.
Por cierto, si alguien de alguna editorial, quiere publicar una muy buena obra, Luigi Maráez tiene unos poemas maravillosos y no es porque sea mi amigo.
Seguro que le pasa como a Gustavo, que una vez que no este se le publica. Esto si que me pone triste, aunque cuando lo hablamos nos descojonamos, le dijo que cuando pongan a la venta entradas para ver su casa ( mucho de su arte ) yo contaré alguna anécdota por un módico precio, y me mira a los ojos y me entra la risa, y me vuelve a mirar, de esa manera que tiene que parece decir: este es capaz, y claro ya la carcajada es inevitable. La estatua en realidad tiene esa mezcla de sentimientos que seguro dará a los poetas, más de un poema que lo inmortalizaran. Mientras escribo estas líneas, se me ocurre, que los poetas podíamos hacerle un pequeño homenaje, escribiendo poemas de la estatua que ha hecho Luigi. Bueno voy a dar la voz, estoy seguro que le gustará.

1 comentario:

Manuel Martínez Forega dijo...

Era necesario recordarlo una vez más, Rafa. Muy bien.
Saludos.