lunes, 1 de septiembre de 2008

VII Festival Internacional de Poesía "Moncayo"

Llegue tarde, intuí que era lo que estaba bien. No tuve la culpa, así, que no pago ninguna disculpa. Mire de nuevo a Gustavo y como el primer día, me saludo, como Forega me saludo, como la sonrisa de Ana Muñoz que me eleva al mundo de la fantasía, porque es fantástica la facilidad con la que me acoge, y me alegre de no llegar tan tarde.
Lastima no ir bien de tiempo, acudieron muchos poetas conocidos, me alegre, Luigi se alegro, una acogida calurosa para el maestro Luigi, no se si alguien se abra dado cuenta, pero Luigi sobretodo es poeta, ejerce la poética con sus acciones. Voy a comentar la sensación que tuve al oír recitar poesía, en el Monasterio de Vera, como dice Forega- el lo dice de otra forma claro-: es mejor que en esta ocasión no fueran tantos poetas los llamados para difundir sus voces.
Se nota menos estrés al recitar.

Me enamore perdidamente del poema de Ana y de su forma de leerlo, y me entro pánico, huí por sus ropas de Peter Pan, encontrando, una vía de escape en su pierna, una manzana tatuada cuyo interior se coloreaba, aumentando su color cuando tragaba la saliva emotiva de sus palabras, que me perseguían diciéndome: te estoy hablando a ti… a vosotros, y, claro… a mi no me miraba nadie.
Bueno, ya veis… que después de hablaros de Ana Muñoz, si continuo recordando a los poetas que recitaron, les aria de menos, así que probaré mañana.

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