Estuve cómodo, M. Forega me presento a la mayoría de poetas que asistieron a la fiesta poética. El primer poeta que me presento fue a Fernando Burbano, un hombre de presencia tranquila, e inquieto en el fondo, mantuve una pequeña e interesante conversación. Esa conversación es una situación que todos conocemos, la moral que da este tipo de eventos, para un poeta, sea conocido o no, el escuchar sus poemas de viva voz, sin diseccionar sus palabras, es una espoleta para todos.
Luego me presento a Alfredo Saldaña, este poeta escucha, en serio, no habla mucho es prudente y sincero, no se fue cuando recitaban ni para ir al servicio, ni a fumar, le falto poco para que nos empipáramos de cerveza, la putada, me atrevo a adivinar es que dentro de su posición, le jode de alguna manera hacer crítica literaria, pero joder, no la voy hacer yo, a mí de todas maneras no me puede hacer nada de esto, pero aunque algún día lo hiciera, sinceramente creería en su critica, recito a tres poetas desapercibidos como si fueran propios, ¿alguien sabe quienes eran esos poetas?.
El siguiente poeta al que conocí fue a, Ricardo Díez Pellejero que llevo el evento de una forma familiar e envidiable, los nervios en su primera lectura de los poemas se notaron, pero enseguida se recupero, es un hombre majo y agradable.
Luego me presentaron a dos poetas más, de los que no recuerdo su nombre, -lo siento- pero uno de ellos creo que lo tengo en favoritos, desde hace mucho tiempo. Si recito Loli, la esperaba, me alegro escucharla y su amistad al hacerlo, su corazón en la boca y sus letras, me alegre mucho.
Mañana más estoy agotado.
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