lunes, 4 de julio de 2011

La vida se te va papá

La vida se te va papá.
Te he dicho que viene con la misma arma que se llevo a mi hermano, a tu hijo. Parece que quiera ser famosa su guadaña, tantas veces recordada por su brutalidad con el tato. Creo que ahora lo tiene más complicado, pues tú, no tienes diecinueve años. Ella ataca con más benevolencia si eres mayor. Lo sé, me dices.
Los que me conocen construyen en mi tu imagen cuando era joven, hijo.
No creo en Dios, me confiesas.
Cuando lo veas, dile que discutiré con él.
La lágrima me invade por dentro succionándome,
me come, que no brote del lagrimal y el corazón se me hace agua.
Puedo dibujar el mar que me diste,
la sonrisa africana con la que te defiendes de los malos momentos,
de la gente irracional y del miedo.
Puedo calcular lo que diste y lo poco que te he dado.
Sea la mitad de padre que has sido para mí; te dije en una ocasión,
esta noche lo recuerdo en silencio.
La mamá tiene un botón en la cabeza que la desconecta a su antojo, le cuesta andar y dé momento no controla la orina, pienso mientras te ponen un gotero.
No sé si me están ahogando las lágrimas o es el corazón hecho lágrima. Me escapo de estos pensamientos para encarcelarlas y así evitar que resbalen por mi mejilla o mi boca.
No quiero que te sofoques y la congoja te impida afrontar mejor, que la vida se te va papá. No sé cuanto tiempo te queda, pero sé donde lo metiste.

Autor: Rafael Luna Gómez.

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