la bañarían primero,
incluso la perfumarían.
Si fueran a escalar un balcón,
pedirían una dote,
incluso un ascensor.
Al hombre que hoy desean:
viste de Armani,
con los músculos de Heracles,
y el miembro de un mono.
La mujer que hoy desean:
es facilita y juguetona,
con el rostro de Venus,
y fornicadora como una mona.
Y ambos sexos dicen lo mismo que dijo Góngora:
(“ande yo caliente y ríase la gente”).
Autor: Rafael Luna Gómez
3 comentarios:
Sí, es curioso comprobar como nos quedamos en la superficie, en el físico. En eso los hombres siempre nos ganais. Las mujeres podemos encontraros atractivos aunque no seais jóvenes atlantes. Nos pierde la inteligencia que vemos en otros, ya sean hombres o mujeres.
Una mujer puede enamorarse del tipo más feo y viejo si es inteligente. En su mente cobrará un valor incalculable que se transformará en deseo.
Aunque no me gusta generalizar. No Todas las mujeres ni todos los hombres deben meterse en el mismo saco.
No se que rollo te he metido. Ya ves, tu poema me ha dado que pensar.
Un saludo.
El saco del que hablas es lo interesante. La inteligencia a la que te refieres es la del conocimiento –creo-, la verdad que no tengo predilección en esa cuestión, seguramente es porque no soy una persona inteligente.
Me estoy riendo, por el resto de tus deducciones ¿quizá la risa sea otra buena opción?
Hasta luego.
Creo que te equivocas, las personas que no somos inteligentes nos sentimos atraídas por lo contrario. Tu debes ser de los inteligentes, puesto que te da igual.
Un saludo después de conocerte.
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