jueves, 11 de diciembre de 2008

RELATO PARA - EL BOSQUE DE CEBRIÁN -

EL BOSQUE DE LOS SUEÑOS

“Todas las montañas, bosques, lagos, manantiales… llevan consigo una canción, un rumor para el hombre, rumor que algunos evocan con nostalgia. Sobre todo, en la estación florida, donde el esplendor de sus colores despierta, no sólo la vida en los bosques, sino… la canción que un día escucharon cuando eran niños. Porque… —oíd bien, niños— esa canción existe en el silencio de la inocencia”.
Fueron las palabras con las que iniciamos la primavera de ese año. Tampoco era nada extraño viniendo de la profesora de lenguaje y naturaleza.
La profesora Adela tiene esa voz descansada y soñadora, arropada por un semblante tranquilo y sereno, incluso ante las peores bromas de los alumnos. La llamamos “la hippie”. Sus vestidos con motivos florales, el cabello ondulado, largo hasta la cintura, que en la mayoría de las ocasiones lo sujeta con esas diademas de colores vistosos, con algún dibujo de flores o mariposas, su amor por los animales y la naturaleza justificaban sobradamente el apodo. Ese día, nos sumergió en la nostalgia, recitando con la mirada perdida tras los cristales de la ventana, dando credibilidad al mensaje, transmitiendo un mundo unido a la naturaleza y desconocido por nosotros.
Se volvió hacia la clase mirándonos pausadamente. Con una leve caída de sus parpados, esbozó una sonrisa —esa sonrisa de los adultos que te deja en la incertidumbre— y prosiguió:
- ¡Niños! Enseguida regreso.
Salió del aula con un paso no habitual en ella. Podía decirse ligero y apresurado. En la clase empezó a brotar el típico murmullo. Nico, mi amigo, me dijo preocupado.
- Samuel, ¿éstas seguro que la hippie no fuma maría?
- ¿Cómo va a ir fumada a currar y encima meterse a la oficina de la directora “flipada”?
Que fumara o no, no me preocupaba. Era la sensación de inquietud que me había dejado; esa era mi preocupación… Algo no terminaba de cuajar.
El Palomo (alumno más cercano a la puerta del aula) era Gimeno, que confirmó lo que acababa de decirle a Nico.
- Tú sabías algo, Samuel. ¿Cómo sabías que la hippie se iba a ver a la Vinagres?
- ¿No ves que el bolso está encima de la mesa, Nico?. Seguramente haya ido ha preguntarle si nos dejan salir al parque para darnos la clase. ¡Por lo que ha dicho! Otra cosa, ¿no sé? Le comente.
Tras los pertinentes “¡Que viene! ¡Que viene!”, la profesora entró sin decir nada. Se dirigió directamente hacia su bolso y extrajo un libro de su interior, de varios tonos verdes.
- Niños, le he solicitado a la directora Paquita que nos diera permiso para salir al parque y explicaros el tema que quiero tratar. Hubiera sido una situación más adecuada —Nico en ese instante me miro de esa forma en la que un amigo se enorgullece de ti—Ahora comprendo el seudónimo que le habéis puesto.
La clase se echó a reír al completo contagiándome la risa, disipando la ansiedad que me estaba produciendo la incertidumbre. La profesora continuó:
- Pero no tenéis por qué preocuparos. Como ya os he dicho muchas veces, no necesariamente hay que estar en el lugar adonde se quiere ir, cosa, por cierto, que sucede más a menudo de lo que se desea. Este libro es mi diario. Las tapas las hice con la corteza de un árbol, pegué las hojas con su savia. En fin, se puede decir que guardo mi vida en ella. Y no sería una descripción incorrecta, ¿verdad niños?
- No, no —contestamos todos mirando el libro—.
- Lo más sorprendente son sus tapas: siguen vivas, como el primer día. Al principio no le di importancia, luego empecé a indagar las razones por las que no se habían secado. Quiero saber vuestra opinión, vuestros razonamientos.
El libro iba pasando de mano en mano, hasta que al cabo lo tuve entre las mías.
- ¡Qué feo que es! —pensé—. Asombrosamente feo, como desarmado, sucio, atado por lo que parecía el fino tronco de una enredadera que lo abrazaba.
Entretanto, la profesora iba preguntando a mis compañeros, uno por uno. Y llegó el turno de Nico:
- Bueno, señorita Adela, puede que sea magia, pero yo creo que el árbol se enamoró de usted.
Las risas eran inevitables. Más de uno acaso lo pensó y no tuvo el valor para decirlo. Nico es espontáneo, escondido tras un romántico burlón que le defiende de eventuales ataques. De haberlo dicho yo, no se habrían desatado tantas risas.
- Y tú, Samuel, ¿qué opinas?
- No es cierto todo lo que a uno le dicen, lo diga quien lo diga. ¿No se ha dado cuenta, señorita Adela? Ninguno nos hemos planteado que nos estuviera mintiendo y no sea usted quien haya hecho el diario. O que, simplemente, remuda sus hojas cada primavera. Puede que se adentrara en el bosque de los sueños, donde se realizan las fantasías que lo forman, amaneciendo los campos repletos de hermosas flores silvestres, en el entorno de verdes vergeles, alzándose sobre sus lechos frondosos árboles parlanchines protectores de la orilla del arroyo, habitado en su transparente agua por criaturas, que con los rayos del sol producen unas luces de indescriptible belleza, atrayendo a los ruiseñores, que hacen recordar a los adultos su canción. Quizás acariciara sus aguas o acaso cayera al lago donde yacen inmortales los poetas. O puede que las hojas que escogió fueran de un árbol perenne del bosque de los adultos. Yo prefiero pensar que le premiaron en el bosque de los sueños.
- Es tan hermoso lo que has dicho, Samuel. Dijo entrecortada mientras recogía amorosamente el diario.
Pasamos el resto de la clase hablando de los animales y plantas que más nos gustaban. Fue un día mágico, sobre todo cuando acabo la clase, porque entró en el aula una pareja de ruiseñores cantando la canción del bosque de los sueños. En el escrupuloso silencio de la inocencia.

Autor: Rafael Luna Gómez.

4 comentarios:

Clara dijo...

;)

Carmen Aliaga dijo...

Muy bonito, mucha ternura...
te mando mi mayor abrazo y mis mejores deseos para ti

Miguel Ángel Yusta. dijo...

Sí: ternura y sensibilidad adornan este bello relato.Rafael tiene corazón de poeta, de buen poeta. Mucha felicidad para el año que entra y un abrazo.

goli dijo...

Relato lleno de sensibilidad,ternura y belleza,cada dia me encanta leerte.
Cada dia eres mas grande como poeta y persona.
Feliz Navidad para todos los que te rodean,un besazo.